¿Por qué tenemos sueños? ¿Por qué no podemos comprenderlos? ¿tienen de verdad un significado? Descubrámoslo…

Los sueños han sido objeto de estudio desde tiempos inmemoriales. A lo largo de los años se les han atribuido múltiples orígenes, desde fuerzas sobrenaturales hasta simples residuos de la actividad cerebral diaria. Autores como Descartes los desvalorizaron, quitándoles cualquier sentido o utilidad; otros como Spinoza, Nietzsche o Schopenhauer les dieron un lugar importante en sus teorías. Los sueños nos intrigan, nos sobrecogen o nos fascinan pero ¿qué son realmente los sueños?

¿Sabías que los sueños se han relacionado con el desarrollo cerebral y el aprendizaje?

Para comprender el origen de los sueños (desde nuestro punto de vista psicoanalítico) tenemos que recordar la primera tópica freudiana, que ya presentamos en el artículo “Por qué somos más atrevidos y sociales con alcohol” y que Freud desarrolló en su obra La Interpretación de los Sueños” (1.900). Recordemos entonces que nuestro aparato mental puede dividirse en tres instancias o lugares: Inconsciente, Preconsciente y Consciente, que almacenan material psicológico de diferente naturaleza y que se rigen por leyes distintas.

Separando estas tres instancias, las censuras (que actúan como barreras) vigilan que el material psicológico no fluya libremente entre ellas, creando 3 espacios diferenciados y parcialmente incomunicados (ya veremos que esta separación no es total).

Todos hemos oído alguna vez que los sueños son el resultado de la actividad inconsciente, pero ¿sabemos qué hay en el Inconsciente? Grosso modo, en el inconsciente podemos encontrar dos tipos de contenido mental:

  1. Recuerdos reprimidos: almacenados para evitarnos malestar o sufrimiento.
  2. Las representaciones de las pulsiones: es un concepto más complejo que desarrollaremos en el futuro, baste decir por ahora que son “el objeto al que dirigimos nuestros instintos más básicos”.

¿Sabes en qué se diferencian pulsión e instinto? Mientras que el instinto está biológicamente determinado en lo que concierne a «qué busco» y «para qué lo busco» (por ejemplo, gato siempre busca gata para copular), la pulsión es mucho más compleja ¿acaso un hombre siempre busca a una mujer? ¿lo hace sólo para la cópula?

Y ahora dos ideas fundamentales:

  1. Reprimimos cosas y las mandamos al inconsciente porque si las tuviésemos en la consciencia nos provocarían sufrimiento o malestar (recuerdos que nos avergüenzan, hechos traumáticos, deseos inconfesables o que no cuadran con la imagen que queremos proyectar de nosotros mismos…)
  2. Lo reprimido quiere volver, quiere aflorar a la consciencia, es un contenido activo, dinámico, que lucha constantemente por emerger. Mientras dormimos la primera censura disminuye su actividad, momento en el que los contenidos inconscientes aprovechan para salir.

¿Sabías que la represión es un proceso que consume mucha energía? Por eso, cuando hay mucho material reprimido, las personas pueden sentirse agotadas o sin fuerza.

El retorno de lo reprimido es inevitable, pero la censura impide que acceda a la consciencia tal y como está almacenado. La censura distorsiona el contenido reprimido para hacerlo menos impactante, menos dañino para la conciencia y evitarnos sufrimiento. Esto es lo que hace que los sueños se presenten extraños, confusos, atemporales, contradictorios o imposibles. Cuando despertamos el sueño no tiene sentido para nosotros, es una producción inútil, perturbadora, y la olvidamos rápidamente.

¿Sabías que cuando Freud desarrolla su segunda tópica (Ello, Yo, Superyó) establece una relación entre la primera censura y la acción crítica del Superyó?

Además y como avanzábamos antes, las leyes que rigen el inconsciente son diferentes a las que ordenan el mundo consciente. Este hecho provoca otros fenómenos del sueño como el desplazamiento o la condensación, que explicaremos en un próximo artículo y  que hacen que el sueño sea aún más difícil de comprender.

Pero entonces, ¿tienen los sueños un significado? ¿podemos llegar a averiguarlo? Por supuesto, pero no es lineal ni unívoco, no existen (o no son verídicas) guías de interpretación de sueños válidas para todo el mundo. Es propia del chamanismo o la brujería la figura del “descifrador de sueños”, que impone su significado a la persona. Sin embargo, nosotros sabemos gracias a Freud que el significado real de los sueños puede ser hallado en el análisis personal, puede ser descifrado a través de la palabra, pero sólo el propio soñante puede darnos su significado.

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Gregorio Serrano
Psicólogo Especialista en Psicoterapia Psicoanalítica
Psicólogo en Sevilla

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