Estrés postraumático

¿Cuándo aparece? ¿Qué síntomas lo caracterizan? ¿sabías que la guerra no es la causa más frecuente?

El trastorno de estrés postraumático (TEPT) tiene una larga tradición en la historia de la psicología, aunque no fue reconocido como tal en las grandes clasificaciones diagnósticas hasta 1980. A pesar de lo que suele creerse, su aparición no siempre está asociada a situaciones de conflicto bélico y su prevalencia en la población puede llegar a ser muy superior a lo que cabría esperar. Entonces, ¿qué es exactamente el TEPT y qué lo provoca?

En general, se entiende como TEPT el conjunto de reacciones patológicas o disfuncionales que aparecen en un individuo tras exponerse a una situación altamente estresante. Respecto a qué situaciones son o no suficientes para provocar TEPT, ha existido un largo debate sin llegar a alcanzar un consenso al respecto. Es preciso considerar que un mismo suceso puede no provocar la misma reacción en dos personas distintas, luego es fácil adivinar que los recursos psicológicos de los que dispongan a la hora de afrontar el trance serán determinantes para que aparezca una respuesta traumática (tal y como explicábamos en las consecuencias psicológicas del COVID-19, si no has leído el artículo puedes hacerlo aquí). No obstante, existen circunstancias que implican una mayor probabilidad de aparición: aquellos en los que existe una exposición a la muerte (personal o de terceros), al peligro de muerte (ya sea por causas naturales o humanas) y aquellos en los que existe violencia sexual. De todos ellos y a pensar de las creencias populares, son los casos de violación, tanto en hombre como en mujeres, los que conllevan una mayor probabilidad de desarrollar TEPT, por delante del conflicto bélico.

¿Y qué caracteriza a este trastorno? ¿Cuáles son las manifestaciones más frecuentes? El abanico de síntomas TEPT es muy amplio y pueden agruparse en 4 grandes grupos:

  • Recuerdos intrusivos de la experiencia vivida que se repiten a lo largo del tiempo pudiendo aparecer como imágenes, sueños o incluso reacciones disociativas (por ejemplo, flashbacks) en las que el individuo se comporta o siente que vuelve a estar viviendo el acontecimiento traumático.
  • Evitación de todo aquello que le recuerde el suceso, incluso el hablar de ello.
  • Estado constante de alerta, hiperactividad y reactividad excesiva ante estímulos inofensivos que pueden acarrear otros problemas como dificultades de concentración o de sueño.
  • Alteración a largo plazo de las cogniciones y los afectos: creencias negativas del mundo, sentimientos de culpa, pérdida de interés, indiferencia respecto a los demás, incapacidad para sentir emociones positivas…

Respecto al curso y el pronóstico del TEPT no es habitual que remita de forma espontánea, aunque pueden existir pequeños periodos de remisión alternados con otros de mayor sintomatología. Otra particularidad del mismo es que los síntomas no tienen por qué aparecer inmediatamente después del suceso, pudiendo demorarse meses incluso años hasta manifestarse. Sin embargo y con el tratamiento adecuado su evolución suele ser muy favorable y puede aspirarse a una recuperación completa.

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Gregorio Serrano
Psicólogo Especialista en Psicoterapia Psicoanalítica
Psicólogo en Sevilla

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